Esta primera frase abre el exordio de los Espectros de Marx. Aunque podría haber sido también la primera frase de una pieza teatral, habría podido abrir la escena en un texto dramático. Eso, y además, podríamos preguntarnos seriamente si se trata de un simulacro. ¡Seriamente, qué delirio! Tengamos el cuidado de notar que con este modo de escribir, Jacques Derrida no impone una simple forma, mucho menos una forma dramática aunque sin duda la reflexión se dirija también al teatro; digamos con justicia que Derrida habrá abierto ya la cuestión del simulacro y su inconsistencia, así como la de su presencia y efectividad. La cuestión es precisamente y con las palabras del autor, si “¿hay ahí [y subraya “ahí”] entre la cosa misma y su simulacro una oposición que se sostenga?” (EM, 24). Esta pregunta se dirige sin titubear a la filosofía, pero no sólo a ella, también a la teología, y sin duda, también al teatro y a la política. Esta pregunta, si algo dice mientras cuestiona la firmeza de una oposición, es que el orden conocido ya no está asegurado. Hay un desacuerdo, un desorden entre la palabra y la presencia.
Godínez Rivas, G. L., & Santoveña Rodríguez, M. (2009). La Escena a Destiempo. Homo Politicus, V. México D.F. 2005. Cyber Humanitatis, (52). Recuperado a partir de https://meridional.uchile.cl/index.php/RCH/article/view/8790